Habréis oído mucho que BaseTIS sigue o intenta seguir un modelo Teal, pero ¿qué es el modelo Teal? En este post intentaré explicar cómo se define y daré una visión subjetiva de lo que conlleva implantarlo.

 

El término Teal (que es un color) se hace famoso en el libro “Reinventando las Organizaciones” escrito por Frederic Laloux. Él entiende las organizaciones empresariales como un organismo viviente en continua evolución y desarrollo, una fuerza independiente con su propio propósito y no metas objetivas impuestas desde dirección, con lo que todos los miembros, su energía y potencial creativo determinarán el futuro del ecosistema.

Se define una escala de colores para identificar a diferentes tipos de organizaciones, donde la Teal destaca por una estructura descentralizada consistente en pequeños equipos que toman la responsabilidad de su propio gobierno y de cómo interactúan con otras partes de la organización. Las acciones son tomadas, no por la cadena jerárquica, sino escuchando al propósito de la organización. Este tipo de estructuras se caracterizan por la rápida adaptación al cambio y los ajustes son continuos.

Las tres principales innovaciones o propuestas son:

  • Autogestión. Las organizaciones teal encuentran la clave para operar basándose en relaciones entre pares, sin necesidad de jerarquías ni consensos. Las personas tienen una gran autonomía en su dominio, el proceso de toma de decisiones se hace a través de la consulta e implicando a los responsables y afectados.

  • Integridad. Las organizaciones siempre han sido lugares donde el individuo se presenta en su versión profesional, dejando el resto de vertientes fuera de este entorno. En una organización teal se invita a reclamar nuestra integridad y nos permite presentarnos en el trabajo como un ser completo. La inteligencia emocional y las sensaciones de las personas son tenidas en cuenta en el desarrollo del trabajo.

  • Propósito Evolutivo. La organización tiene una vida y un sentido propio, en lugar de predecir y controlar el futuro (con diagramas, proyecciones y planes), los miembros están invitados a escuchar, a entender lo que la organización quiere y busca. Este objetivo se consigue mediante la observación, la exploración y el descubrimiento
     

Explicado qué es el modelo teal, viene mi opinión, creo que implantar este modelo no es tarea sencilla, tiene muchas variables que le influyen:

  • Primero encontramos el sector, la consultoría donde las reglas están impuestas por empresas con una larga tradición y términos y frases como ‘cárnicas’, ‘big four’, ‘trabajar en cliente final’, ‘llegar a gerente y vivir bien’ son extensamente conocidos, donde el camino es algo temporal siempre y que se decida hacer algo diferente tiene muchas barreras que derribar.

  • Otro factor importantísimo y de una dificultad incluso mayor, es que todas las personas que forman parte de la organización tienen que estar muy implicadas para llegar a un teal perfecto, como en el sistema nervioso, cada neurona es independiente y toma decisiones de manera autónoma para conseguir el objetivo de su organización, cada uno de nosotros tenemos un papel protagonista hacia dónde se dirige la organización.

  • Al ser algo nuevo y que no es ‘normal’, la comunicación del modelo, para una exitosa implantación, es imprescindible que todos los componentes de la empresa conozcan qué es y en qué consiste la estructura teal, se conozcan los tipos de decisiones y cuándo utilizar cada una.

Pese a lo mencionado, ya hay varios pasos dados (claro ejemplo cómo el sistema de áreas ha dividido las funciones) creo que tiene muchas ventajas el modelo y que merece la pena seguir caminando hacia el Teal. La filosofía de BaseTIS encaja muy bien con este tipo de organización, además hay un gran sentimiento positivo por parte de las personas que forman la empresa hacia BaseTIS, que tenga una manera de ser diferente, eso hace que el cambio sea menos traumático que en otros lugares.

Para acabar, hay una anécdota que me gusta y a la que hace referencia Laloux: Aristóteles en el año 350 antes de Cristo, afirmó que las mujeres tenían menos dientes que los hombres. Tuvieron que pasar más de 2.000 años para acabar con esta falsedad: ¡sólo bastó con que alguien los contara!

Foto de cabecera de Miti extraída de Unsplash
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