El feminismo ha conseguido en poco tiempo ser un fenómeno mainstream. En los últimos 10 años diría que la mayoría de las mujeres ha tenido un despertar feminista, un, pero qué carajo está pasando, cómo me doy cuenta yo ahora de esto y cómo lo he tolerado. Algo parecido a un renacer después de haber tomado la pastilla roja de Morfeo.

Algún rezagado todavía estará en lo de yo ni machismo ni feminismo, igualdad (ojo que existe una corriente posmachista que tiene la percepción de que la igualdad ya se ha conseguido y es una realidad y que el único objetivo del feminismo actual es acumular privilegios y revertir el eje de poder, tela…) pero lo cierto es que las ideas feministas han calado: se habla de visibilidad, de cuotas, de liderazgo, de escala salarial, de empoderamiento, de dismenorrea, de conciliación; está en la cultura, en las conversaciones, en las manifestaciones, en la política, en las leyes… Y sí, también haciendo bisnes en los prints de camisetas con lemas tipo GIRL POWER de (inserte aquí su multinacional textil favorita): nos ha hecho tomar conciencia, quejarnos y luchar en contra de todas las injusticias que sufrimos por razón de género.

 

Interseccionalidad de las desigualdades

Si el discurso feminista está basado en la consecución de una justicia social para todas las mujeres, no podemos obviar que, aunque todas de algún u otro modo sufrimos la discriminación de género y nos sentimos identificadas con esta experiencia, existen otros factores sociales como la etnia, la orientación sexual o la clase socioeconómica que dan lugar a diferentes desigualdades y que no están convenientemente representadas.

 

¿Qué es la Interseccionalidad?

La interseccionalidad puede considerarse como una herramienta analítica que nació con el objetivo de estudiar las diferentes discriminaciones que sufren las mujeres en la sociedad y que es utilizada para la evolución en políticas de desarrollo y de derechos humanos.

El término fue concebido por la feminista y académica estadounidense Kimberlé Crenshaw, quien definió este concepto como “el fenómeno por el cual cada individuo sufre opresión u ostenta privilegio con base en su pertenencia a múltiples categorías sociales”.

Por lo tanto, el género deja de ser la única categoría a estudiar como factor discriminatorio y se entrecruza con otras categorías sociales como: raza/etnia, nacionalidad, ubicación geográfica, capacidad socioeconómica, discapacidad, edad, religión, lengua… Permitiendo analizar de forma más completa la complejidad de la desigualdad.

Este dibujo llamado matriz de dominación que sale en la Wikipedia es de lo más recurrido:

 

*Fuente: De Nona92 – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=67616939

En estas convergencias se estudian las diferentes relaciones de opresión y privilegio y cómo influyen en el acceso a derechos y oportunidades, teniéndose  en cuenta todas las múltiples categorías sociales que afectan simultáneamente al individuo. P.e:  una mujer lesbiana no se puede estudiar por separado, porque dificultaría la compresión de la combinación entre machismo y LGTBfobia, o la de una mujer negra porque se obviaría los problemas que tendría que enfrentar por sufrir la mezcla de machismo y racismo.

La interseccionalidad también expone que no se puede luchar por el derecho de las mujeres si solo se tiene en cuenta un canon de mujer normativo, es decir, un grupo homogéneo de mujeres con condiciones idénticas: las cisgénero, blancas, heterosexuales, clase socioeconómica media-alta.

 

Caso OJ Simpson, un ejemplo mediático

Un ejemplo de interseccionalidad fue el caso de OJ Simpson en los 90, traido hace unos años a la actualidad por la famosa serie American Crime Story. Se trata del caso de un famoso deportista afroamericano acusado de matar a su exmujer y a su entonces actual novio.

A la hora de elegir el jurado popular, la fiscalía y la defensa se tuvieron que poner de acuerdo en escoger a 12 personas. Lo asombroso fue que decidieron que fueran 10 mujeres y 2 hombres; 9 de ellas eran mujeres afrodescendientes.

Mientras que la estrategia de la fiscal, una mujer blanca, consistió en llevar el caso a la causa de la violencia de género, la defensa centró sus esfuerzos en determinar que el acusado fue víctima del racismo dominante ejercido por la policía de Los Ángeles. La defensa consiguió el mayor número de personas afrodescendientes en el jurado, mientras que la fiscal consiguió que fueran mayoría mujeres, teniendo la certeza de que siendo mujeres empatizarían más con una víctima de agresión machista. La estrategia de la fiscal resultó ser un fiasco, al negar ante un jurado mayoritariamente racializado que el factor de raza fuera algo relevante.

 

Reflexiones sobre algunas desigualdades

Nuestra sociedad es machista, sí. Pero también es clasista, racista… Esto de racista nos duele escucharlo, pero es la verdad, nuestro compañero Saïd fue generoso contándonos su experiencia en primera persona y me hizo reflexionar.

Entonces pienso en todas las desigualdades que nos rodean.

Cuánto tardaría en encontrar un piso en alquiler si me llamase Salif, cuánto tardaría en encontrar trabajo siendo una mujer senior con menores a mi cargo, y si fuera migrante y no estuvieran homologados mis estudios por haber nacido en otra latitud…

Pienso en cómo se mezclan machismo, clasismo y racismo contra las empleadas migrantes del hogar, unos de los empleos más precarizados que existen, representado muchas veces por las mujeres filipinas que sufren este tipo de injusticias (es algo que me interpela por proximidad y en verdad es así de duro) o el representado en la película Roma.

Pienso en que el racismo no es solo hacia las personas migrantes, que es un racismo que trata de no verbalizarse y se oculta por ser un tema sensible y socialmente visto con malos ojos. Pienso en ese racismo patrio totalmente normalizado y tolerado: el antigitanismo. Cuántos prejuicios recaen sobre las personas gitanas, cuánta discriminación abierta y comentarios ofensivos tienen que soportar.

Pienso en la repercusión mediática y movilización social que hubo contra la sentencia de la Manada y, en cambio, qué eco y apoyo recibieron las temporeraras de la fresa marroquíes que denunciaron situaciones de abuso sexual y explotación laboral por parte de sus empresarios.

Pienso en las personas LGTBIQ+ que no pueden expresar su condición sexual con libertad o contar su vida personal en el trabajo por miedo a no encajar en un contexto quizá muy heteronormativo de pareja, familia, hijos.

Y al final de todos estos pensamientos mi cabeza sigue dando vueltas, pero yo saco algunas conclusiones.

 

Conclusiones

El análisis interseccional nos ayuda a tomar consciencia de los privilegios que tenemos y de las opresiones que sufrimos.

Debería también ayudarnos a empatizar con las demás, pues si yo experimento una discriminación, solamente con esta experiencia ya debería entender todas las demás (Brigitte Vasallo

Y también debería animarnos a trabajar activamente en romper este orden que nos jerarquiza.

 

Os animo a que escribáis en el blog sobre vuestras reflexiones de diversidad, visiones del mundo, pues no hay mayor enriquecimiento que cuando uno deja de hablar y empieza a escuchar.

Foto cabecera: Freepik

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