Hola a todos y bienvenidos a una nueva publicación de la serie de artículos sobre Inteligencia emocional

En el último artículo hablamos sobre el funcionamiento de nuestro cerebro, ya que es fundamental conocerlo para saber cómo podemos controlar cómo responder (en lugar de reaccionar) a lo que nos sucede en el día a día. 

Hoy hablaremos de cómo podemos modificar la estructura de nuestro cerebro para “enseñarle” a actuar como queremos que lo haga. O lo que es lo mismo, de la neuroplasticidad o plasticidad cerebral

 

¿Cómo funciona la neuroplasticidad?

La neuroplasticidad es la capacidad que tiene nuestra estructura cerebral de modificarse con el aprendizaje. Supone que el cerebro es capaz de cambiar físicamente su forma, modificando las conexiones entre nuestras neuronas. Esto nos permitirá modificar nuestros hábitos, conocimientos predeterminados, así como aprender cosas nuevas. 

Como sabréis, nuestro cerebro lo habitan millones de neuronas. Estas se encargan de recibir inputs sensoriales del mundo exterior, de enviar órdenes a diferentes partes de nuestro cuerpo y se comunican entre sí enviándose mensajes entre ellas, creando circuitos. 

A medida que estos circuitos entre neuronas se van conectando entre sí una y otra vez, nuestro cerebro va aprendiendo cómo responden estas neuronas entre ellas y “imprime” en él cómo se relacionan entre sí. De esta manera, y para intentar enviar información de manera cada vez más efectiva, irá convirtiendo esta relación o circuito en una respuesta automática en nosotros. 

Esto es, cuantas más veces realizamos una acción en un contexto determinado, más fuerte graba nuestro cerebro que es así como debe comportarse ante este contexto: 

  • Si queremos aprender a tocar piano y practicamos cada día, con la práctica nuestro cerebro grabará qué notas tocamos a la vez, cuál nota va detrás de otra en una canción, y notaremos como con el tiempo y la práctica parece que nuestros dedos se muevan como por arte de magia
  • Si decidimos empezar hábitos saludables como comer sano o ir al gimnasio, cuantas más veces lo hagamos más fácilmente responderá nuestro cerebro a realizar estos hábitos y veremos que cada vez nos cuesta menos hacerlo, pues el cerebro se habituará a responder así cuando pensamos en realizarlos y dejará de “tentarte” para no seguirlos
  • Pero también, cuantas más veces nos digamos a nosotros mismos lo malos que somos en algo, que no seremos capaces de conseguir alguno de nuestros objetivos, que no podemos con todo o que cuando alguien nos mira está pensando algo negativo de nosotros, más tenderemos a reaccionar de la misma manera ante las cosas: de forma negativa

Es por esto que después de muchos años comportándonos de una manera determinada, cada vez tendremos más “marcada” esa respuesta automática que se ha construido en nuestro cerebro a partir de nuestras acciones/reacciones a lo largo de nuestra vida.

Imatge de Pixabay

Un ejemplo visual de cómo el cerebro imprime nuestros hábitos

A continuación quiero compartir con vosotros una metáfora muy visual que utiliza el neurocientífico Alvaro Pascual-Leone para explicar esto:

Imaginemos que nuestro cerebro es como una montaña nevada en invierno, con una gran capa de nieve en su superfície. Algunos de los elementos que encontramos en esta montaña ya estaban allí, como las rocas, las laderas o la pendiente. Esto serían nuestros genes. 

Imagina ahora que coges un trineo y empiezas a bajar por la montaña. La primera vez que bajes el camino que sigas dependerá de las características de la montaña y de cómo conduces, y tras hacerlo dejarás un camino “pintado” sobre la nieve. 

Si ese día bajas muchas veces en trineo, irás pintando diferentes caminos, que cada vez se marcarán más sobre la nieve, ya que tu trineo irá dejando un trazo más marcado sobre ella. 

Si sigues bajando por esta montaña durante días, semanas o años, habrá algunos senderos que cada vez estarán más y más marcados, y al pasar con tu trineo por encima de ellos, cada vez irás más rápido y pasarás con mayor facilidad, ya que la nieve tendrá dibujado un surco cada vez más grande que guiará tu trineo hacia esa dirección. 

Este es tu cerebro. A medida que repetimos las mismas acciones o reacciones, que seguimos un mismo camino, nuestro cerebro se guía automáticamente hacia esa dirección, cada vez con mayor facilidad. Imagina cuán marcado estará este camino si llevamos años actuando de la misma manera.

 

¿Y hay algo que podamos hacer para cambiar estas respuestas automáticas de la mente?

Puede que el paso del tiempo haya marcado muy firmemente caminos que no nos gustan (por ejemplos hábitos que no son saludables, pensamientos negativos hacia nosotros mismos o respuestas automáticas de desprecio hacia otros cuando nos dicen algo que no nos gusta), pero ahora sabemos algo nuevo, y es que la neuroplasticidad y la inteligencia emocional nos pueden ayudar a cambiar estos caminos que nuestro cerebro ha marcado tan firmemente que han acabado convirtiéndose en reacciones por defecto

Pero no será tan sencillo: La parte buena es que sabemos que podemos cambiar estos caminos o hábitos, pero la mala es que cuanto más marcados estén estos caminos en nuestro cerebro, más difícil nos resultará hacerlo. 

Si realmente queremos cambiar estos comportamientos rígidos primero deberemos observarlos, observar estos caminos tan marcados que ya se han consolidado en nuestro cerebro, vernos con nuestro trineo bajando por la ladera y, con mucho esfuerzo, aplicar la fuerza y dirección suficiente para que el trineo cambie su dirección, salga del camino marcado por este gran surco y empiece a dibujar un camino nuevo. 

Durante un tiempo (que será más largo cuanto más tiempo haga que seguimos esos automatismos) tendremos que seguir usando toda nuestra fuerza para cambiar la dirección del trineo, que querrá irse por ese “camino conocido” que tiene tan marcado. Pero poco a poco, verás como empieza a dibujarse un nuevo sendero, y un día, será ese nuevo sendero, que cada vez se marcará más y más, el que tirará de ti y te llevará de forma automática. 

Y así es como podemos modificar las respuestas automáticas de nuestra mente. 

 

Gracias por llegar hasta aquí, si tienes cualquier duda u observación sobre estos temas no olvides dejarla en comentarios 🙂 

¡Un saludo a todas y nos vemos muy pronto en el próximo artículo de esta serie!

 

Foto cabecera: Pxfuel

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